Tema 1 - Lingua Franca


A día de hoy, y desde hace ya medio siglo, el estudio obligatorio del inglés en las escuelas tiene un carácter estandarizado y se plantea su aprendizaje con una finalidad casi exclusivamente comunicativa. Es evidente que la enseñanza de esta lengua en concreto se debe a la relevancia a nivel internacional de EEUU y el Reino Unido, cuya soberanía ha extendido el uso del inglés en todo el planeta; esta situación ha generado globalmente la necesidad de adqusición de esta lengua como herramienta de comunicación en un mundo cada vez más activo y abierto. De esta manera se ha implementado el inglés como lengua franca, sustituyendo al francés como lengua de diplomacia y de intercambio. 





   La institucionalización del francés y del inglés, evidentemente, se explica a través los eventos históricos que llevaron a estos países a representar ejemplos de cultura, arte y poder económico; ambas lenguas tenían un uso vehicular en sus respectivas áreas geográficas, debido al expansionismo colonial, en las que se trataba de implementar los valores de referencia de los países dominantes, hasta que finalmente se asentó EEUU como potencia mundial actual.

   Esto explica que, entre los años 50 y los 70, las escuelas hayan ido cediendo espacio al inglés: en la presentación PowerPoint de este tema, podemos ver que en estas décadas de experimentaciones educativas se plantean diferentes modalidades, entre ellas la libre elección del centro sobre la lengua extranjera que impartir, o la oferta de varias lenguas de entre las que el alumnado pudiese escoger. Es interesante observar esta variedad en la oferta formativa de las lenguas vivas, una materia que pocos años antes no gozaba de la misma reputación que las asignaturas tradicionales, pero también surge pensar en cómo se ha podido llevar a cabo la organización de estos contenidos en un tiempo tan limitado, considerando además que la pedagogía moderna seguía en busca de metodologías efectivas. 

   Echando la mirada atrás, observamos que las técnicas de principios del siglo XIX eran poco acertadas: se recurría a menudo a las traducciones, a la memorización y repetición de normas gramaticales y de frases prefabricadas, e incluso con la llegada de materiales digitales como los videocasetes se mantuvo la repetición de patrones. Afortunadamente, a partir de los años 70 y 80, las técnicas de enseñanza se fueron modernizando, gracias al estudio científico de los procesos de aprendizaje, para tratar de encontrar el método ideal: se proponen  situaciones lingüísticas verosímiles, un rol activo del alumnado, más producción e interacción, juegos, conexión entre el idioma y su cultura. También se experimenta con la dicotomía entre fluidez y corrección, ya que en una sociedad tan cambiante y que recibe constantemente tantas influencias, lo esencial es comunicarse de manera eficiente, antes que natural. Pero, ¿con cuántas de estas estrategias innovadoras nos hemos topado en el colegio?

   Es posible que la experiencia común sea de un aprendizaje repetitivo, memorístico, basado en ejercicios del estilo pattern drills o de manipulación moroflógica, o incluso en actividades de shadowing de un audio incomprensible. Al final sí tenía razón el youtuber 8Belts en su anuncio "El inglés se enseña ¡mal!"... Entonces, ¿realmente hemos cambiado nuestra manera de enseñar y de aprender? 

   Sì es cierto que podemos observar el uso de metodologías modernas y acordes a las necesidades de aprendizaje en determinados contextos, como en las EOI, donde es más frecuente que los estudiantes quieran aprender por interés personal. Sin embargo, el carácter obligatorio de la segunda lengua en los institutos, debido a su utilidad en el mundo actual, crea un fenómeno artifical de aprendizaje, que tiene que responder a necesidades concretas: al salir de Bachillerato, es imposible aspirar a tener un nivel C1 en inglés, puesto que lo que se pretende es que el alumno sea capaz de manejar con cierta habilidad unas bases bien asentadas del idioma, que pueda utilizar en su futuro profesional donde éste será imprescindible (o así nos dicen). Esto lleva inevitablemente a una selección de los aspectos lingüísticos, favoreciendo el estudio exhaustivo de la gramática y de expresiones fijas, dejando a un lado la fonética, la producción y la interacción, en un contexto casi totalmente desligado de la cultura (basta con leer un student book para ver que se trata de condensar siempre los mismos elementos culturales de los principales países anglosajones, sin profundizar ninguno de ellos). 

   Además, la variedad de la lengua que se enseña representa otro obstáculo: según el país, por motivaciones geopolíticas, se opta por un habla concreta (véase el español latino de las escuelas norteamericanas) o por una versión que presenta una mezcla de las varias influencias, o ninguna. Así surge el denominado "globish", con su limitada gramática y vocabulario, justo lo imprescindible para sobrevivir, sin necesidad de entender el entorno cultural y lingüístico. Claramente, no representa la realidad de la lengua ni mucho menos, pero cumple con la función comunicativa. 



  

   A raíz de estas carencias, no es raro que cada vez más estudiantes aprendan un inglés más semejante al nativo y tengan un mayor dominio de la cultura anglosajona gracias a medios gratificantes, como la música, las series de televisión, la lectura y otros métodos que reflejan el uso de la lengua más allá de la gramática, y también hay que agradecer la labor de algunos divulgadores en internet, cuyo contenido sobre cómo sonar "más nativo" es de fácil acceso y asimilación. 

   Es evidente que el inglés, como lengua vehicular, presenta gran cantidad de variaciones, sean diatópicas, diastráticas o diacrónicas, y es imposible pretender que se adquiera un conocimiento tan detallado en la escuela secundaria, donde esta lengua supone más bien un medio, una herramienta con la que abrirnos puertas en la vida y en el mundo, por lo que no hacen falta tantas especificaciones si, al fin y al cabo, podemos hacernos entender igual de bien chapurreando una lengua frankenstein. Sin embargo, se deberían retomar métodos que devuelvan protagonismo a la interacción, a la participación dentro del propio idioma para aprenderlo como tal, disfrutando del aprendizaje. 

Comments

  1. ¡Hola Francesca!
    Me ha parecido muy interesante el tema que has tratado, además en la presentación que realicé hace poco con Carla también traté el tema del inglés como lingua franca y es un tema que me parece muy amplio y que se puede enforcar desde mil perspectivas distintas.
    En este caso estoy de acuerdo con esta “crítica” que haces en referencia a la enseñanza del inglés en la secundaria, sobre todo con eso de que al terminar bachillerato se pretende que tengas un C1, cuando lo que más le suele preocupar al profesorado es que se llegue con todo aprendido para poder hacer un buen examen en la EBAU. También coincido en que, si quieres aprender o incluso mejorar otros aspectos de una lengua, como puede ser la cultura o la fonética, el instituto no va a ser el sitio más adecuado, ya que se centran (como bien has dicho) en la gramática.
    Actualmente, creo que el aprendizaje de una lengua extranjera sea inglés o no, depende mucho más de lo que trabajes tú personalmente en tus ratos libres consumiendo música, literatura y muchas otras cosas para acercarte un poco más a la realidad que rodea a una lengua, sin centrarse únicamente en lo que se ha aprendido en clase o dándole más prestigio a una variedad que a otra.

    Un saludo,
    Andrea 😊

    ReplyDelete

Post a Comment

Popular posts from this blog

Didáctica Tema 3

Tema 5